viernes, 13 de febrero de 2009

WASHINGTON 2





















1 FEBRERO

He dormido genial en esta supercama. Casi ni me acordaba de que Julia estaba allí al otro lado. Así que nos despertamos con energía para atacar la ciudad previo brunch. Tenemos ganas de probar un american breakfast de estos que hacen a media mañana y ellos llaman ya brunch. Pero son las 10 y parece que está todo cerrado porque abren a las 11. Me parece muuuuuuuy fuerte. Así que nos tomamos un zumo y un croissant y vamos a por el metro.

Pillamos una tarjeta de 5$ porque aquí el metro va como los trenes y te cobran según trayecto y como no sabemos muy bien, pues echamos 5$. Nuestra primera parada es el Pentágono.

Para las visitas es necesario concertar cita con antelación, lo cual no hemos hecho. Pero vamos de todas formas a curiosear un poco. Y cuando llegamos nos quedamos flipando porque la parada del metro está casi pegando a uno de sus cinco laterales. Nos imaginamos un perímetro de distancia de seguridad o algo así… pero nada. Lo único que no te dejan hacer es fotos muy cerca de los muros. La pared está llena de ventanas y sólo nos podemos imaginar a las 23.000 personas que trabajan allí adentro. Para nuestra sorpresa, nos encontramos con un memorial de las víctimas del 11-s. Esta ciudad está llena de memoriales que aparecen en las guias, pero este todavía no. Es muy sencillo, con unos pequeños monumentos que parecen bancos con agua por debajo para cada una de las 180 víctimas del atentado. En el avión iban 59 y el resto eran trabajadores del Pentágono, que quedó destrozado en un 20%.

Hacemos las fotos de rigor y nos vamos al Cementerio Nacional de Arlington, que queda a una parada de metro. Allí se encuentran unas 300.000 tumbas de soldados estadounidenses muertos en los principales conflictos del país (que no han sido pocos) desde la guerra de la Independencia hasta la actualidad. Es sorprendente ver todas las lápidas iguales, blanquitas, pequeñitas, alineadas sobre el césped verde (imagino que en verano estára más bonito porque ahora está sequillo después de las nevadas) en filas todas iguales. No puedo dejar de acordarme de los viñedos de Lecera. No porque estén muertos! Sino por estar tan alineados en la colina. Visitamos primero la tumba de Kennedy, donde Jacky hizo poner una llama que siempre está encendida. Allí están ellos dos y sus hijos. Luego, vamos a la tumba de los desconocidos, un templo que recuerda a las miles de personas cuyos cuerpos no fueron reconocidos. Tenemos suerte (por fin) y llegamos a la una, cuando se hace el cambio de guarda. Me resulta muuuuy diferente al cambio de guarda del mismo memorial de Moscú, pues estos americanos dan pasos muy sigilosos, como si trataran de no despertar a nadie allí yaciente. Aunque viene un superior y nos ordena a grito pelado ponernos de pie ante aquel acto militar. Se pegan casi 20 minutos para cambiar la guardia.

Después de ello, salimos pitando porque aún queremos pasar por el memorial de Lincoln antes de ir a Chinatown, donde van a celebrar el Año Nuevo Chino. Tras casi media hora de camino andando, llegamos al memorial de Lincoln, un edificio enorme, muy parecido al Partenon, subido en una colina, desde donde un Lincoln de 3 metros divisa sentado en un sillón el monolito del Washington Monument tras una piscina larguísima. En 1963, 200.000 personas se reunieron allí a favor de los derechos civiles y Martin Luther KIng pronunció su famoso discurso “I have a dream”.

Muy cerca, se encuentra el Memorial de los veteranos de Vietnam. Son dos triángulos de mármol negros clavados en la tierra (uno mira al Lincoln Memorial y otro al Washington Monument) donde están los nombres de todos los que murieron en la guerra de Vietnam desde el 1959 hasta el 1975. Varios veteranos (alguno de ellos mutilados) están allí para informar al visitante.

Nos vamos corriendo a Chinatown. Nos hemos perdido el desfile pero esperamos llegar a la traca final que será a las 3,45pm. La calle está abarrotada de gente. Conseguimos ver al fondo algunos dragones que suben y bajan sus cabezas. Y, después de hacernos un sitio bastante cerca y de esperar de pie (moliéndonos los riñones) una hora de reloj… suspenden el evento. Y todavía no sabemos el por qué. Nos hemos quedado a comer en un restaurante de alli pero nadie sabia nada. Por cierto, nos traen de postre las galletitas de la suerte con mensaje incluido. A Julia le habla del amor y a mí del Carnaval. El destino...

Para bajar la comida, damos un paseito y descubrimos el museo del retrato muy cerca de allí, y además, cierra a las 7. Así que damos una vuelta. Obviamente en el apartado de “new arrivals” hay un retrato de Obama que aquí en Washington está en todas partes. De hecho, ayer estuvimos en una tienda enorme en la que solo vendian souvenirs de Obama y en un centro comercial hemos visto una pancarta en toda una pared donde le daban la bienvenida a Mr. President.

Ya de vuelta a casa, intentamos buscar un bar donde ver el comienzo de la superbowl. Hoy es el primer dia de partido. Y mientras buscamos béisbol en la tele, todas tienen rugby. Qué extraño! Obviamente, al llegar al hotel, más que muertas, nos damos cuenta de que la superbowl es de rugby.

WASHINGTON 1










SÁBADO 31 ENERO

Nos levantamos superpronto para ir a desayunar al sitio de las amish y, sin saber muy bien qué pedimos le decimos que queremos un huevo frito con scrapple, que es lo que nos recomendó la chica del hostel. Al final, resulta que el scrapple es como una masa de croqueta con forma de rebanada de
pan de molde y está bastante bueno. Nos sorprende ver a un montón de gente desayunando a la americana (es decir, contundentemente) y son sólo las 8 de la mañana.

Justo media hora antes de llegar a Washington y, todavía en el autobús de los chinos (esta vez lleno de gente), nos damos cuenta de que quizá nuestra reserva en el hostel no estuviera confirmada. Así que nos toca buscar un bar con wi-fi nada más llegar para comprobar si tenemos algún sitio donde dormir.

Nos metemos en el primero que vemos cartel wi-fi y resulta ser una cadena de restaurantes que se llama HOOTERS y las camareras van con mini-shorts color naranja (de esos casi metidos por el culete), camisetas de tirantes con escotazo blancas, delantalito, calentadores y zapatillas. Solo les faltaban los pompones. Era para verlo. Obviamente, estaba lleno de tios (y alguna familia también), la mayoría con sus camisetas del hockey. Era gracioso ver como cuando les conducían a la mesa, iban detrás de la camarera tratando de no mirar su culo…
Pero a nosotras no nos sirvió de nada tanta camarera mona, porque no pudimos conectarnos a Internet, por más que el manager decía que era free! Así que tuvimos que ir a un Starbucks y acabar pagando 3,75$ por 2 horas de Internet. Flipante! Al final, para que el hostel nos confirmara que no teníamos la reserva hecha y que solo nos quedaba una cama libre. Yujuuuu!

Para no liarnos con más cambios y vista la suerte que llevamos en este viaje, decidimos dormir en el mismo hotel que teníamos para el día siguiente (patrocinado por HispanoVema porque Julia tiene entrevista el lunes) que, aunque nos saldrá un poco más caro, será mucho más confortable.

Y tanto!!! Nos dan habitación en la planta 10 con cama KING!! O sea, 1,95 x 2 m. Yo creo que aquí pueden dormir 4 personas!!! Y, aunque la tentación es grande, nos vamos a explorar la ciudad. Dirección: la Casa Blanca. Aún no habíamos llegado al punto de la verja donde estaba todo el mogollón de gente haciendo fotos cuando pasan al lado de nosotras 3 coches oficiales que casi no paran en la garita que teníamos al lado. En el primero, aún con los cristales tintados se ven detrás 2 mujeres: una blanca y rubia y otra morena y negra. ES MICHELLE!!!! A mi no me dio tiempo a distinguirla pero Julia jura y perjura que era MICHELLE OBAMA. La verdad es que casi no pararon y llevaban 2 coches más detrás. Se veía una señora corpulenta, alta, negra, con el pelo liso… Probablemente fuera ella!!! Cuando llegamos a la verja, los coches están en la puerta, pero ya no se ve a nadie. Hacemos la foto de rigor y vamos al visitors center de la White House, un edificio donde han puesto algunas curiosidades acerca de la casa y poco más.

Después, comimos una hamburguesa en un restaurante superamerican, con los bancos de piel roja… y el cajero, un hombre extraño donde los haya, nos dio conversación en inglés, a pesar de ser español, porque no quería confundirse hablando en un español que parecía haber olvidado. (¿!). Con la panza llena, damos un paseo por el Mall, una amplia avenida que une el Washington Monument con el Capitol. Está llena de museos a los lados pero extrañamente cierran a las 5,30, con lo cual no podemos entrar a ninguno. De todas formas, descubrimos que frente a la Nacional Gallery, han convertido una fuente en pista de hielo y hay un montón de gente patinando. Parece ser que en Invierno no hay ciudad que se queda sin pista de patinaje!!!

De vuelta al hotel, caminamos cerca de 2 horas por una ciudad fantasma en la que podemos andar más de media hora sin cruzarnos a nadie!!! Sólo encontramos una avenida abarrotada de gente haciendo fila para entrar al Versión Center, un estadio que se encuentra en mitad de la ciudad donde hubo hockey en la mañana y Basket por la tarde. Fuera de ahí, no se ve a nadie por ningún lado. De hecho, muchos restaurantes y bares están cerrados!!!

Nos acercamos al Dupont Circle, una zona de bares que nos recomendó la recepcionista y en la que esperábamos encontrarnos algo más animado de lo que hay. Realmente, es difícil encontrar un bar. Un bar normal, que no sea también restaurante. Pero, al final, lo encontramos y mientras echamos una cerveza y miramos el mapa de la ciudad en busca de un lugar para hacer brunck mañana, unos chicos muy majos nos recomiendan algún sitio. Ya de vuelta al hotel, entramos en una pizzería y pedimos pizza de Pera caramelizada y queso gorgonzola para compartir y con tub water (agua del grifo) que no estamos para derrochar. Aquí es habitual que te ofrezcan agua del grifo, no te la cobran, pero la gente se suele pedir otra cosa más para beber… o no. Un poco decepcionadas con el poco ambiente de la ciudad, volvemos al hotel donde nos espera nuestra cama KING.