viernes, 20 de febrero de 2009

"YOUNG ENTERPREUNER AWARD"




5 FEBRERO PM

Llego a casa de comprar las maletas justo para arreglarme y marchar a la Fiesta de la Cámara de Comercio. Jose Luis nos metió como invitadas en la lista sin pagar un duro.

Deshechamos la idea de parar a echar un vistazo a un evento que organiza red-bull al otro lado del puente de Williamsburg, donde han montado una zona de snowpark. Van a estar los mejores snowboarders del mundo, pero no es cuestión de estar allí un rato con el tacón y las medias y luego marchar al Ball de la Cámara. Así que nos limitaremos a mirar desde el puente, que se ve toda la zona del parque nevado con la U esa que montan para que den saltos.


Así pues, mientras nos arreglamos, vamos pensando qué famosos españoles pueden asistir al evento porque nos han dicho que habrá famosos: Penélope Cruz, Elsa Pataki, Paz Vega…. Mmmmm… El evento consiste en darle un premio a un joven emprendedor español que está triunfando en New York. Se llama Luis Alvarez y ha montado una compañía que se llama Neverland Group, que se dedica a montar musicales. Ha llevado el de We will Rock you en España, el de los 101 Dálmatas y ha firmado un contrato bastante importante con el Maniatan Center de New York.

Justo cuando llegamos, le están dando el premio al chaval este. Nos dan el pase, dejamos los abrigos y cuando cruzamos la cortina vemos al famoso de la noche: Santiago Segura! Casi me muero de la risa. Pero dónde quedó el glamour neoyorkino!!!!! El caso es que hace un discurso en inglés bastante gracioso y luego estuvo toda la noche (bueno, la noche duró hasta las 12, como en la Cenicienta). Si pensábamos que hablaba mal en inglés, luego vino el homenajeado que tenía un spanglish de la muerte. Pero vamos, el tio se pegó como que una hora hablando y presentando varias actuaciones y, aunque pronunciaba fatal, tiene su mérito, oye!!

Después de aquello, todos a por el jamón. Que, obviamente, para el montón que estábamos, no dio para mucho. Además, cuando te acercabas a la mesa, el jamonero cortaba una loncha y te la daba en la mano. Pero no hubiera sido mejor ir haciendo platitos… Te sentías tan ridículo con la lonchita en la mano… Luego también hubo paella. Bueno, un arroz que le llamaron paella, porque aquello era tailandés con salchicha fresca… Pero también hubo muchos canapés sin denominación de origen que estaban buenísimos y minihamburguesas que parecían de solomillo de lo buenas que estaban!!!! Para terminar, fresas con chocolate y pastas de té.

La verdad es que estuvo bien, conocimos un montón de becarios de integrants y los becarios del ICEX, para variar, casi ni se acercaron. Por lo que dice todo el mundo, van a su rollo… Lo cierto es que el 80% de los que estábamos allí éramos gente joven y, al parecer, becarios de lo que fuera. El objetivo: comer y beber gratis y de calidad. Y, al final, asi fue…

domingo, 15 de febrero de 2009

MALETAS EN CHINATOWN

Esta mañana me he levantado temprano para chequear el correo y comprobar si me ha contestado alguien de los 20 importadores de Chicago a los que envié un mail el martes. Aprovechando que voy para allá, podría hacer una visitilla a alguien de la zona. Pero nada, no hay noticias. Así que envío algún mail a los contactos que me envía Paula de Catavinum y me voy pitando a Chinatown a por unas maletas. Me traje una muy grande pero necesito algo de cabina para no facturar. Después de ver lo que le pasó a la hermana de Julia con sus maletas, preferimos no fiarnos.

El caso es que voy para allá y me pego casi una hora para encontrar la tienda donde vi maletas la otra vez. Sin querer, me pego un paseito por LIttle Italy que, al final, no es tan pequeño como pensaba. Hay tiendecitas con ropa mona y no muy cara. De vuelta a Chinatown entro a una pastelería que yo creo que es más japonesa que china y cojo un pastel de melón para quitarme la gula esta de dulce que tengo. La china me señala un cartel que pone pastel de judias, pero yo le digo que cojo el de melón. Pues al primer mordisco… aparecen las judias!!! Yo creo que me estaba intentando decir que aquél no era de melón, sino de judias, pero como no hablaba nada… En fin, que os podeis imaginar una especie de hojaldre relleno de una pasta negra de judias pintas con sabor dulce. Mira que yo lo aguanto todo, pero eso… Buag! Asi que se lo guardo a Julia para que lo pruebe y me voy a por mis maletas.

La táctica es visitar varios sitios y preguntar precios, fichar la misma maleta en diferentes sitios y apretar en uno de ellos lo máximo posible para ver cuánto pueden rebajar e ir al otro a comprarlas. Yo pregunté en uno de ellos por 2 maletas de esas de 5 ruedas y la china no me quiso bajar de 70$. Fue un poco decepcionante porque me fui de la tienda esperando que viniera detrás de mi como en China… pero nada. Ni se meneó de su banqueta. Asi que me fui a la segunda opción. Mismas maletas. Me pide 55 por las 2 y ya sin regatear. Le añado un neceser muy mono a juego que es casi como un bolso de mano y me pide 15$. “Pero si lo he visto más barato por ahí!” Y me dice que me lo deja por 10$. Al final, tengo el lote de 3 por 65$ y le digo que creo que 60 es suficiente. Entonces la china se va a por el jefe chino y me viene y me dice que 63$ como si me estuviera ofreciendo la rebaja del siglo. Pues qué quieres que te diga, no voy a ponerme a hacer el ruin de ofrecerle 61$ para cerrar en 62$. Así que le repito seriamente, que 60 es suficiente.

Al final, el chino se lo piensa… y me dice:


“Cash?”.

Por supuesto!

Trato hecho!

Y me voy a casa superhappy con mi set de trolleys de 5 ruedas con el presupuesto marcado.

Objetivo conseguido!!

FUERZA BRUTA





MIÉRCOLES PM

Después de la cita con el importador más atento hasta el momento, me voy a Union Square. Hoy vamos a intentar entrar a Fuerza Bruta. Nos han dicho que vale la pena entrar y que será duro conseguir entrada porque debe ser una pasada.

Así que una hora y cuarto antes del espectáculo ya estamos en la puerta. Pero como todavía no hay nadie y hace un frio que pela, nos vamos a un Starbucks cuya cristalera nos sirve de trinchera para divisar la pared del teatro. En cuanto llegan 4, nos vamos a la fila. Justo nos encontramos con Noelia, otra becaria integrant que conocimos ayer en Stomp. Y poco después llega otro becario integrant. Curiosamente no sólo se dedica al tema del vino sino que trabaja en la empresa con quien tengo una entrevista la semana que viene!!! Dios, el mundo es un pañuelo. Durante la espera, podemos comentar algo de cómo está el mercado. Tenemos que quedar un dia para que me cuente más profundamente.

Al final, tras una hora de espera, conseguimos entradas a 20$ y allí que nos metemos: ansiosos por ver de qué se trata. En la entrada pone que no hay sitios, o sea que es de pie. Pero solo dura una hora. Y pone que te pueden cambiar de sitio y que debes colaborar con el espectáculo. (¡¿?!)

Entramos a una sala tipo discoteca, rodeada por cortinas negras. Todos estamos de pie ansiosos de ver qué ocurre. De repente, aparece una pasarela donde hay una cinta por la que un tio anda… y luego corre y corre y corre... Hay luces, aire, música techno….

Y a partir de ahí es realmente difícil contar lo que sucede. Todo es movimiento por encima de la cabeza, escenarios que entran y salen del círculo donde estamos, por lo que el staff nos indica que nos movamos a la derecha, a la izquierda, que abramos pasillo, los actores aparecen, desaparecen, no hay una historia, ni una continuidad, ni lógica alguna… pero todo es muy sugerente.

Parece un sueño surrealista: los actores corren por las paredes a 2 metros de tu cabeza, se intentan alcanzar unos a otros, la música los vuelve locos, bailan animadamente… de repente una piscina sobre nuestras cabezas y chicas dentro resbalando por el agua. La piscina está a dos metros de nuestras cabezas y tras 15 minutos a 2 centimetros de nuestras cabezas. El agua es un elemento importante. Nos rocian durante el espectáculo. La gente se contagia de la alegria de los actores, bailamos, gritamos, jaleamos al dj… Aquello parece Pacha Ibiza. En medio de tanta euforia, los actores salen a saludar cuando acaba el show. Vienen al círculo, se quedan con la gente. La música suena fuerte otra vez y lo que fue chiribiri de agua, se convierte en auténtica lluvia. Muchos nos apartamos, pero otros muchos se quedan en el centro bailando como locos bajo la lluvia. Es increíble verlos bailar mojados hasta la médula, chorreando el pelo y la ropa. Alguna parece miss camiseta mojada. Imagino que se habrán traido ropa de recambio porque en la calle hace un frio que pela. No creo que lleguemos ni a los 0 grados. El ambiente invita a hacer una locura pero implicaría, al menos, una semana de cama con gripe seguro.

De todas formas, aunque no nos metemos el mogollón de la lluvia, el show ha sido increíble. La mejor performance que he visto en mi vida. Estoy empezando a pensar que los shows Off-Broadway, lejos de las luces y el glamour de esa famosa calle, tienen mucho más que ofrecer sin tanta canción ni tanta escenografía, ni tanta publicidad.

sábado, 14 de febrero de 2009

WORKING VISITS

4 FEBRERO AM

He quedado con el italiano a las 11 en Long Island, lo que me supone salir de casa a las 9 de la mañana para ir al final de la línea marrón (menos mal que es la que pasa por al lado de casa) y coger allí un tren que me lleve lo más cerca posible. Bajo en la parada del tren y me veo en medio de la nada. La nada es un pueblo lleno de casas con jardin. Está todo nevadísimo porque ayer cayó la de Dios. No llevo mapa y no hay nadie por la calle: ni una persona, ni un coche, ni un taxi, ni un perro! Vamos, que no se ni para dónde tirar.

Pero, de repente, aparece un taxi… ocupado. Aún así, para y me pregunta dónde voy. Me dice que va en dirección contraria, pero el abuelo de dentro le dice que me coja que hace mucho frio. Yo se lo agradezco en el alma y me voy a la otra punta del pueblo con el abuelo en el taxi. De todas formas, esto de pillar a la gente a pares en el taxi debe ser normal porque, cuando se baja el abuelo, cogemos a otra chica cuyo destino le pilla de camino al mio. El conductor es un negrazo gordo muy majo. Acabamos hablando de vino, que es lo que a mí me interesa, claro! Me dice que él no bebe pero, por lo que se ve, su mujer debe pimplar de lo lindo. Le pregunto y creo que me cuenta que bebe blanco o espumoso. Me deja en la puerta de la empresa y me da una tarjeta del radio taxi para luego. Le doy buena propina por la información prestada… Quedan 20 minutos para las 11, asi que decido ir en busca de un bar para tomar un algo y no llegar demasiado pronto. Echo a andar como puedo por la acera que está impracticable: donde no hay nieve es porque hay hielo. Y, después de investigar hacia los dos lados de la carretera, se me hacen las 11 sin encontrar un bar. Aquello parece un polígono y no hay nada de la nada.

Así que subo a ver al italiani, que me hace esperar al llegar y me ofrece un nespresso que declino amablemente. Realmente eso es un tesoro aquí pero… I´m sorry. A mí no me gusta el coffe. En cuanto me atiende me dice que no llevan vinos franceses e italianos, nada de españoles: “Quéééééée!!!! 2 horas de viaje para esto!!!!” O me compran un container o viaje perdido!!! A los dos minutos me dice que tenian intención de incorporar vinos españoles en septiembre. Ah, bueno eso es otra cosa!!! Pero es mera introducción porque me pasa para hablar con su hijo. Y lo primero que dice es: “Estoy muy ocupado.”. Mmmm esto significa que no estará conmigo mucho rato. Y tanto!!! No me deja ni explicarle los vinos, me pregunta si tenemos vinos blancos, me pide las tarifas, que si soy de la familia again… que le gustan las etiquetas, que habría que poner abajo en grande la variedad de la uva, que es un buen momento para hacer negocios… y en diez minutos estoy otra vez en la puerta. (2 horas de camino para 10 minutos de entrevista! Oh my God!)

Otra vez en la misma acera de antes, nevada y helada llamando al radio taxi. Me lo coge un capullo al que no entiendo nada de lo que me dice (a la primera) y que, encima, tiene muy poca paciencia. Me dice que me manda un taxi pero… tras 20 minutos de espera pelándome de frio empiezo a pensar que ha pasado de mi cara. Así que hecho a andar y entro a una oficina a ver si me llaman a un taxi. Pero las tias no están por colaborar. Me dicen que no tienen el número. Vamos, que no son muy amables. La siguiente oportunidad es un taller mecánico: le pregunto a un señor desdentado dónde puedo conseguir un taxi y me indica unas calles y me dice que está un poco lejos. Empiezo a andar y al minuto escucho que me gritan desde el otro lado de la calle: “Nooooooo”. Me estaba yendo por la calle equivocada y el hombre me indicaba con señales la correcta. Al final, en 1 minuto lo tenía al lado con su ranchera ofreciéndose para llevarme allí. Al final, siempre hay gente muuuuuy maja que te ayuda. Me deja en la estación de tren y resulta ser perfecta para volver a New York. Así que vuelta a casa. Me va a dar tiempo a echar la siesta antes de la otra cita que espero sea más productiva.

Esta vez me cuesta llegar 50 minutos al restaurante irlandés de lujo (algo más que razonable en New York, contando que está en el Upper West side). Espero que conozcan a este señor en la barra porque no se cómo nos vamos a reconocer!!! Al final, el camarero lo conoce y me dice que estaba allí hace media hora y, justo en ese momento aparece Larry. Es un señor de color Obama (mezcladillo, vamos…) superarreglado, muy educado. Me sienta en una mesa y me dice que ahora viene. Me preparo la tarjeta, los vinos, el folleto, las tarifas… y en 2 minutos le estoy pegando la chapa. Y me la deja pegar entera!!! Es la primera vez que me dejan explicar todos los vinos de p a pa!!! Me cuenta que trabaja para una importadora y parece interesado porque pregunta un montón de cosas. Cata el joven y le gusta, el roble también. Toma apuntes. Un montón de apuntes. Y, al final, me dice que quiere probar el Terrae y el Viña Centuria. No se queja de los precios… Mmmm me gusta este señor. Así que quedamos en que le llevaré los vinos al bar y que los probará cuando pueda.

Así da gusto. Gente amable que te atiende como Dios manda. A sido la media hora mejor aprovechada de todas las visitas.

20 AT 20



3 FEBRERO pm

Esta mañana Julia ha contactado con un tal Michi que es amigo de un amigo suyo de Zaragoza. Este chaval está aquí con una beca integrant trabajando de algo parecido a broker de Bolsa. Ya lleva aquí año y medio o dos años y tiene que controlar bastante la city. Así que hemos quedado hoy para ver que nos cuenta.

Por lo pronto, hemos quedado en un teatro en el Lower East Side porque nos ha dicho que hay una oferta para los shows Off-Broadway (los que no están en esa calle y son, por lo general, más cutres, más alternativos, menos glamurosos o como los quieras llamar). La oferta se llama 20at20 y consiste en comprar las entradas que sobran 20 minutos antes de que empiece el espectáculo a 20$. Sale superbien porque, por lo general suelen costar 75$. Pero claro, la cola suele empezar 1 hora antes si quieres asegurarte la entrada y nunca sabes cuántos tickets quedan!

La cuestión es que hemos quedado allí una horita antes y, por lo tanto, hemos conseguido nuestras entradas a 20$. La compañía se llama STOMP (creo que estuvieron en Zgz en septiembre) y hacen un espectáculo parecido a los de Mayumaná. Es percusión con cacharros de todo tipo: desde cubos de basura, bolsas de plástico, cerillas, escobas… con un toque de humor.

El teatro era supercutre, pequeñín, viejo, guarrete… y por eso mismo tenía su encanto. Muy acorde con la zona. Todavía no habíamos explorado a fondo el east village y está bastante guay. Es una zona también de modernillos alternativos, con un montonazo de restaurantes de todo tipo: asiáticos, afganos, árabes, japoneses… bien de precio y ambientillo hipster, que es como aquí llaman a los alternativos.

A la salida fuimos a cenar a un tailandés, que también nos quedaba por probar. Y estuvo bastante bien. Michi nos estuvo poniendo al día de los truquillos de la city, como por ejemplo, que existe una página que se llama myopenbar.com donde encuentras bares que ofrecen un par de horas de barra libre cada día de la semana. Sí, sí, barra libre de lo que quieran ellos: cerveza, vodka, sangria… Sólo hay que pagar las tips, o sea, un dólar por copa! Lo único raro es que suele ser a las 7 ó las 8 de la tarde, asi que nos tendremos que aclimatar al nuevo horario de farra…

También nos ha comentado que el próximo jueves hay una fiesta de la Cámara de Comercio Española en Nueva York para darle un precio a un joven emprendedor español. La entrada a los no socios son 150$ y socios 100$ (Bodegas Tempore es socia) pero nos ha explicado cómo conseguir que nos pongan en la lista de invitados. Así que ya tenemos tarea para mañana y plan para el jueves!.

CALLING AGAIN... "Hi, this is Mercedes. I work for a spanish winery..."

3 FEBRERO AM

Esta mañana me he levantado con fuerza otra vez para comenzar la ronda de llamadas para ver si consigo alguna cita. Y... otra vez lo mismo: “no, no está. Quiere dejar un mensaje?”, “no, no vamos a incrementar nuestro portfolio”, “no, no es un buen momento”, “mándame la información por mail”…

En fin! Ya se me todas las respuestas posibles que incluyen un no.

Pero, al final... siempre hay alguien que quiere verte!

Después de no se cuántas llamadas he conseguido una cita con un italiano que tiene la empresa en Long Island y con un americano que me ha citado en un restaurante.

Bieeeeen!!

Lo chungo es que serán mis primeras citas en inglés! Así que empiezo a mirarme el guión que traía desde España en inglés con la intención de aprenderme todas las posibles preguntas y respuestas para que suenen lo más natural posible porque hemos quedado para mañana!!!

BYE BYE WASHINGTON











2 FEBRERO

Julia se ha ido esta mañana a hablar con el teniente-coronel Muñoz a la agregaduría militar española en Washington. Sólo pensarlo… da miedo. Pero ahí se ha ido, con un par a ver si le echan una manita con su empresa. Yo me he quedado en el hotel completando el boletín de la bodega y preparando algún mail para enviar el martes.

A mitad de mañana vuelve con no muy buenas noticias, pero no dejamos que nos amargue el día. Todavía tenemos 8 horas por delante en Washington. Así que dejamos las maletas en el lobby del hotel y nos vamos al Capitolio a hacer una visitilla. Una visita… al centro de visitantes again, porque no te enseñan el capitolio por dentro. Simplemente hay un subtarraneo muy cerca donde hay unas salas en las que te hablan del edificio, sus habitantes, sus habitaciones… No está mal, pero no deja de ser un poco decepcionante. Imagino que siempre será así pero además, hay que añadir que todavía están desmontando todos los escenarios del día del nombramiento de Obama.

Nos conformamos con unas fotos por afuera, aprovechando que hace un dia magnifico y nos vamos hacia el Mall, el paseo donde se encuentran todos los museos. Curiosamente, todos son gratis. Decidimos echar un vistazo a la National Gallery of Art, donde aprovechamos para comer, siguiendo la recomendación de la Lonely Planet. Al final, nos decantamos por el buffet libre de ensaladas (hoy ya toca un poco de verde). No se si he explicado todavía que aquí esto funciona al peso: te echas todo lo que quieres y hay establecido un precio por libra. Sale bien si coges mucha lechuguilla y tal, en el momento que caes en los tomates y los huevos duros, la ensalada se va de precio....

El museo es un edificio enorme cuyas alas se comunican por pasillos que parece que nunca acaban. Nos conformamos con una corta visita a la zona de arte moderno, que es mi prefe, porque no hay mucho tiempo.

Seguidamente, entramos al National Museum of Natural HIstory. Como su nombre indica, está dedicado a la historia animal. Está muy bien montado porque hay salas temáticas donde encuentras animales a tamaño natural: desde los océanos hasta la selva, pasando por los dinosaurios. Es perfecto para niños y muy interesante para mayores. Nos emocionamos tanto dentro que, a la salida, ya no hay tiempo para ir al museo del espacio, que pintaba bastante interesante pero… otra vez será.

Ya de vuelta al hotel, pasamos cinco minutos por un “a bou pain”, una cadena de “panaderías” donde tienen un montón de pasteles, galletas, croissants con una pinta de vicio! Nos damos un homenaje y cogemos las maletas. Un señor muy amable del hotel sale a la calle con nosotras y empieza a tocar el silbato para parar un taxi! Flipante. El pobre se pegaría unos 5 minutos allí soplando. No creas que vino el taxi pronto… Le damos las gracias con una gran sonrisa y nos metemos pa dentro preguntándonos si deberíamos haberle dado propina. Pobre, la verdad es que se lo curró…

Una vez en la estación de tren, recogemos nuestros billetes en una maquinita pasando el código de barras del papel que imprimimos en casa. Así da gusto… y ala, de vuelta a la ctiy. Ya tengo ganas de ver movimiento por las calles otra vez.

Francamente… Washington tiene muchas cosas que ver pero, finalmente, todas son increíblemente parecidas: edificios grandes, de piedra blanca y con columnas gordas tipo el Partenon de Grecia. Así es el Capitolio, la Casa Blanca, el Lincoln Memorial, el museo de historia natural, la National Gallery… ¿sigo?

viernes, 13 de febrero de 2009

WASHINGTON 2





















1 FEBRERO

He dormido genial en esta supercama. Casi ni me acordaba de que Julia estaba allí al otro lado. Así que nos despertamos con energía para atacar la ciudad previo brunch. Tenemos ganas de probar un american breakfast de estos que hacen a media mañana y ellos llaman ya brunch. Pero son las 10 y parece que está todo cerrado porque abren a las 11. Me parece muuuuuuuy fuerte. Así que nos tomamos un zumo y un croissant y vamos a por el metro.

Pillamos una tarjeta de 5$ porque aquí el metro va como los trenes y te cobran según trayecto y como no sabemos muy bien, pues echamos 5$. Nuestra primera parada es el Pentágono.

Para las visitas es necesario concertar cita con antelación, lo cual no hemos hecho. Pero vamos de todas formas a curiosear un poco. Y cuando llegamos nos quedamos flipando porque la parada del metro está casi pegando a uno de sus cinco laterales. Nos imaginamos un perímetro de distancia de seguridad o algo así… pero nada. Lo único que no te dejan hacer es fotos muy cerca de los muros. La pared está llena de ventanas y sólo nos podemos imaginar a las 23.000 personas que trabajan allí adentro. Para nuestra sorpresa, nos encontramos con un memorial de las víctimas del 11-s. Esta ciudad está llena de memoriales que aparecen en las guias, pero este todavía no. Es muy sencillo, con unos pequeños monumentos que parecen bancos con agua por debajo para cada una de las 180 víctimas del atentado. En el avión iban 59 y el resto eran trabajadores del Pentágono, que quedó destrozado en un 20%.

Hacemos las fotos de rigor y nos vamos al Cementerio Nacional de Arlington, que queda a una parada de metro. Allí se encuentran unas 300.000 tumbas de soldados estadounidenses muertos en los principales conflictos del país (que no han sido pocos) desde la guerra de la Independencia hasta la actualidad. Es sorprendente ver todas las lápidas iguales, blanquitas, pequeñitas, alineadas sobre el césped verde (imagino que en verano estára más bonito porque ahora está sequillo después de las nevadas) en filas todas iguales. No puedo dejar de acordarme de los viñedos de Lecera. No porque estén muertos! Sino por estar tan alineados en la colina. Visitamos primero la tumba de Kennedy, donde Jacky hizo poner una llama que siempre está encendida. Allí están ellos dos y sus hijos. Luego, vamos a la tumba de los desconocidos, un templo que recuerda a las miles de personas cuyos cuerpos no fueron reconocidos. Tenemos suerte (por fin) y llegamos a la una, cuando se hace el cambio de guarda. Me resulta muuuuy diferente al cambio de guarda del mismo memorial de Moscú, pues estos americanos dan pasos muy sigilosos, como si trataran de no despertar a nadie allí yaciente. Aunque viene un superior y nos ordena a grito pelado ponernos de pie ante aquel acto militar. Se pegan casi 20 minutos para cambiar la guardia.

Después de ello, salimos pitando porque aún queremos pasar por el memorial de Lincoln antes de ir a Chinatown, donde van a celebrar el Año Nuevo Chino. Tras casi media hora de camino andando, llegamos al memorial de Lincoln, un edificio enorme, muy parecido al Partenon, subido en una colina, desde donde un Lincoln de 3 metros divisa sentado en un sillón el monolito del Washington Monument tras una piscina larguísima. En 1963, 200.000 personas se reunieron allí a favor de los derechos civiles y Martin Luther KIng pronunció su famoso discurso “I have a dream”.

Muy cerca, se encuentra el Memorial de los veteranos de Vietnam. Son dos triángulos de mármol negros clavados en la tierra (uno mira al Lincoln Memorial y otro al Washington Monument) donde están los nombres de todos los que murieron en la guerra de Vietnam desde el 1959 hasta el 1975. Varios veteranos (alguno de ellos mutilados) están allí para informar al visitante.

Nos vamos corriendo a Chinatown. Nos hemos perdido el desfile pero esperamos llegar a la traca final que será a las 3,45pm. La calle está abarrotada de gente. Conseguimos ver al fondo algunos dragones que suben y bajan sus cabezas. Y, después de hacernos un sitio bastante cerca y de esperar de pie (moliéndonos los riñones) una hora de reloj… suspenden el evento. Y todavía no sabemos el por qué. Nos hemos quedado a comer en un restaurante de alli pero nadie sabia nada. Por cierto, nos traen de postre las galletitas de la suerte con mensaje incluido. A Julia le habla del amor y a mí del Carnaval. El destino...

Para bajar la comida, damos un paseito y descubrimos el museo del retrato muy cerca de allí, y además, cierra a las 7. Así que damos una vuelta. Obviamente en el apartado de “new arrivals” hay un retrato de Obama que aquí en Washington está en todas partes. De hecho, ayer estuvimos en una tienda enorme en la que solo vendian souvenirs de Obama y en un centro comercial hemos visto una pancarta en toda una pared donde le daban la bienvenida a Mr. President.

Ya de vuelta a casa, intentamos buscar un bar donde ver el comienzo de la superbowl. Hoy es el primer dia de partido. Y mientras buscamos béisbol en la tele, todas tienen rugby. Qué extraño! Obviamente, al llegar al hotel, más que muertas, nos damos cuenta de que la superbowl es de rugby.

WASHINGTON 1










SÁBADO 31 ENERO

Nos levantamos superpronto para ir a desayunar al sitio de las amish y, sin saber muy bien qué pedimos le decimos que queremos un huevo frito con scrapple, que es lo que nos recomendó la chica del hostel. Al final, resulta que el scrapple es como una masa de croqueta con forma de rebanada de
pan de molde y está bastante bueno. Nos sorprende ver a un montón de gente desayunando a la americana (es decir, contundentemente) y son sólo las 8 de la mañana.

Justo media hora antes de llegar a Washington y, todavía en el autobús de los chinos (esta vez lleno de gente), nos damos cuenta de que quizá nuestra reserva en el hostel no estuviera confirmada. Así que nos toca buscar un bar con wi-fi nada más llegar para comprobar si tenemos algún sitio donde dormir.

Nos metemos en el primero que vemos cartel wi-fi y resulta ser una cadena de restaurantes que se llama HOOTERS y las camareras van con mini-shorts color naranja (de esos casi metidos por el culete), camisetas de tirantes con escotazo blancas, delantalito, calentadores y zapatillas. Solo les faltaban los pompones. Era para verlo. Obviamente, estaba lleno de tios (y alguna familia también), la mayoría con sus camisetas del hockey. Era gracioso ver como cuando les conducían a la mesa, iban detrás de la camarera tratando de no mirar su culo…
Pero a nosotras no nos sirvió de nada tanta camarera mona, porque no pudimos conectarnos a Internet, por más que el manager decía que era free! Así que tuvimos que ir a un Starbucks y acabar pagando 3,75$ por 2 horas de Internet. Flipante! Al final, para que el hostel nos confirmara que no teníamos la reserva hecha y que solo nos quedaba una cama libre. Yujuuuu!

Para no liarnos con más cambios y vista la suerte que llevamos en este viaje, decidimos dormir en el mismo hotel que teníamos para el día siguiente (patrocinado por HispanoVema porque Julia tiene entrevista el lunes) que, aunque nos saldrá un poco más caro, será mucho más confortable.

Y tanto!!! Nos dan habitación en la planta 10 con cama KING!! O sea, 1,95 x 2 m. Yo creo que aquí pueden dormir 4 personas!!! Y, aunque la tentación es grande, nos vamos a explorar la ciudad. Dirección: la Casa Blanca. Aún no habíamos llegado al punto de la verja donde estaba todo el mogollón de gente haciendo fotos cuando pasan al lado de nosotras 3 coches oficiales que casi no paran en la garita que teníamos al lado. En el primero, aún con los cristales tintados se ven detrás 2 mujeres: una blanca y rubia y otra morena y negra. ES MICHELLE!!!! A mi no me dio tiempo a distinguirla pero Julia jura y perjura que era MICHELLE OBAMA. La verdad es que casi no pararon y llevaban 2 coches más detrás. Se veía una señora corpulenta, alta, negra, con el pelo liso… Probablemente fuera ella!!! Cuando llegamos a la verja, los coches están en la puerta, pero ya no se ve a nadie. Hacemos la foto de rigor y vamos al visitors center de la White House, un edificio donde han puesto algunas curiosidades acerca de la casa y poco más.

Después, comimos una hamburguesa en un restaurante superamerican, con los bancos de piel roja… y el cajero, un hombre extraño donde los haya, nos dio conversación en inglés, a pesar de ser español, porque no quería confundirse hablando en un español que parecía haber olvidado. (¿!). Con la panza llena, damos un paseo por el Mall, una amplia avenida que une el Washington Monument con el Capitol. Está llena de museos a los lados pero extrañamente cierran a las 5,30, con lo cual no podemos entrar a ninguno. De todas formas, descubrimos que frente a la Nacional Gallery, han convertido una fuente en pista de hielo y hay un montón de gente patinando. Parece ser que en Invierno no hay ciudad que se queda sin pista de patinaje!!!

De vuelta al hotel, caminamos cerca de 2 horas por una ciudad fantasma en la que podemos andar más de media hora sin cruzarnos a nadie!!! Sólo encontramos una avenida abarrotada de gente haciendo fila para entrar al Versión Center, un estadio que se encuentra en mitad de la ciudad donde hubo hockey en la mañana y Basket por la tarde. Fuera de ahí, no se ve a nadie por ningún lado. De hecho, muchos restaurantes y bares están cerrados!!!

Nos acercamos al Dupont Circle, una zona de bares que nos recomendó la recepcionista y en la que esperábamos encontrarnos algo más animado de lo que hay. Realmente, es difícil encontrar un bar. Un bar normal, que no sea también restaurante. Pero, al final, lo encontramos y mientras echamos una cerveza y miramos el mapa de la ciudad en busca de un lugar para hacer brunck mañana, unos chicos muy majos nos recomiendan algún sitio. Ya de vuelta al hotel, entramos en una pizzería y pedimos pizza de Pera caramelizada y queso gorgonzola para compartir y con tub water (agua del grifo) que no estamos para derrochar. Aquí es habitual que te ofrezcan agua del grifo, no te la cobran, pero la gente se suele pedir otra cosa más para beber… o no. Un poco decepcionadas con el poco ambiente de la ciudad, volvemos al hotel donde nos espera nuestra cama KING.

martes, 10 de febrero de 2009

PHILADELPHIA


















VIERNES 30 ENERO

Parece que ha habido suerte y en el bus que cogemos no hay muchos chinos. De hecho, no hay mucho de nada porque está bastante vacío. Será porque es invierno porque estos buses que van de Chinatown a
Chinatown de cada ciudad son los más baratos y, por lo tanto, los más concurridos por los turistas. En el trayecto, me doy cuenta de que me he olvidado la cartera, así que Julia me abre carta de crédito con la suya (no será lo único que nos olvidemos en este viaje…) Tardamos unas 2 horas en llegar a Phily, como llaman los americanos a esta ciudad tan llena de historia y, una vez allí, nos disponemos a buscar nuestro hostel. Durante los 10 minutos que caminos empezamos a ver una ciudad muy diferente a Nueva York, con edificios bajos y con gente bastante más normal, nada de estridencias, nada multirracial (a excepción de blancos, negros y chinos) y bastante conservadora.
Una vez en el hostel, la chica nos pide los pasaportes y, muy precavidas nosotras, no lo solemos
llevar encima para no perderlo. Asi que Julia lleva su DNI español y yo ni siquiera eso porque no traigo la cartera. La chica se pone seria y nos dice que sólo hacemos el check-in con el pasaporte. Antes de que cunda el pánico recordamos que se lo enviamos por mail a una de las secretarias de Toshi para reservar el apartamento, con lo cual Internet nos salva la papeleta y podemos hacer el check-in aunque no nos dejaran entrar en la habitación hasta las 3pm. Así que pillamos la bufanda y nos vamos a ver qué nos ofrece Phily.

Nuestra primera parada es el centro de visitantes de Philadelphia. Allí empezamos a intuir la importancia en la historia de USA de está ciudad. Vemos un video de cómo se firmó la declaración de la Independencia en 1776 y la ciudad se convirtió en la capital de la recién fundada nación. Este centro se encuentra en el Independence Nacional Historic Park, un parque urbano de 18 hectáreas donde se encuentran varios edificios del siglo XVIII relacionados con la Independencia de los Estados Unidos.

Así que luego visitamos el LIberty Bell Center, un pequeño museo donde se encuentra la Campana de la Libertad en la que se puede leer: “Proclama la libertad por todo el país”. Por lo que se ve, se convirtió en todo un símbolo durante el siglo XVIII y posteriores, ya que también luego la usaron las mujeres para reclamar sus derechos. De tanto usarla, se rompió y ahora la tienen allí para admirar. De hecho, nada más llegar apareció un grupo de escolares en el que curiosamente, casi todas las niñas eran musulmanas porque llevaban pañuelo (todavía no habíamos visto mucho arabe por aquí…)
Cabe destacar a la entrada del museo, un cartel donde se prohibe el acceso con: armas, cuchillos, explosivos y, por último, comida y bebida. Como si la campana no estuviera ya lo suficientemente destrozada ya. Estos americanos viven constantemente “acojonaos” por lo que pudiera pasar y son muy precavidos (pero ya hablaré otro día largo y tendido de esto).

Junto a este edificio, se encuentra el Independence Hall, un edificio patrimonio histórico de la Humanidad, donde se firmó la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Un señor con pintas de militar, que parecía más un guarda de Yellowstone, se encargó de enseñárnoslo muy solemnemente y a grito pelao.

Por esta zona, también pudimos ver; la City Tavern, una taverna que fue el escenario de encendidos debates durante la época colonial y que todavía sirve comidas y bebidas; la casa de Betsy Rose, una casa del siglo XVIII donde vivió la mujer a la que se le atribuye haber bordado la primera bandera de los Estados Unidos y Elfreth´s Alley, la calle más antigua de la ciudad, compuesta por pequeñas casitas de colores donde vivieron inmigrantes irlandeses.

Para saciar el hambre tras tanta andada, fuimos a Jim´s Steaks, un peculiar “restaurante”, famoso por servir el mejor Philly cheesesteak de la ciudad, su bocadillo más representativo hecho de filete de ternera picado y queso. Hasta Bon Jovi estuvo en el 90 comiendo algún bocadillo guarro en este garito tan destartalado que lleva 60 años de éxito. De camino al downtown también encontramos una pequeña casita pintada de rosa que resultó ser una pastelería, donde no pudimos resistirnos a coger un pastel de chocolate de verdad, con nata y avellanas. Estaba increíble!!!

Antes de que anochezca, llegamos al Reading Market, un mercado cubierto donde la chica del hostel nos ha recomendado los desayunos en un puesto donde hay mujeres amish atendiendo. Aquello es una maravilla: hay puestos con comida de todos los paises asiática, japonesa, turca, griega, italiana, mexicana, caribeña… Y, acabamos tomando un smoothy, que es un zumo de varias frutas, recién licuadas, y lleno de vitaminas que sabe a gloria.

Al final de la tarde, volvemos al albergue a hacer el check-in. Descubrimos una habitación enorme (para 24 personas) bastante cuidada y, por suerte again, con poca ocupación. Tenemos como vecina una señora de unos 60 años, que va con un andador porque parece tener parálisis en la parte derecha del cuerpo y tiene la cama llena de recortes de Obama. Era curioso porque las puertas se abrían con código y, sin embargo, eran tan malas que podrías haberlas tirado abajo con una patada. Pero, en general, no estaba mal. Esa misma tarde había micrófono abierto para espontáneos, pero casi mejor no quedarse porque había un tiparraco cantando con una guitarra que daba más pena que otra cosa. Además, muy cerca había bares y garitos con música. Así que después de cenar decidimos salir de copas.

Entramos muy decididas al primer garito y el portero nos increpó muy maleducadamente: “ID!!!!!”. Nos estaba pidiendo identificación y yo, me había vuelto a dejar el pasaporte en el albergue”. En nuestro segundo intento para entrar en otro garito (pensamos que no lo pedirían en todos…) nos pasó lo mismo. Con lo cual, decidimos ir a buscar el pasaporte, bueno, en realidad, la fotocopia del pasaporte. Una vez con ella en el bolsillo, pasamos de volver a entrar a los garitos donde ya nos habían gritado y, al final, como nos daba vergüenza sacar nuestras fotocopias, acabamos en un mexicano bebiendo margaritas tan ricamente sin necesidad de identificación ni leches. Acaso tenemos pintas de tener 21 añetes?