domingo, 15 de febrero de 2009

MALETAS EN CHINATOWN

Esta mañana me he levantado temprano para chequear el correo y comprobar si me ha contestado alguien de los 20 importadores de Chicago a los que envié un mail el martes. Aprovechando que voy para allá, podría hacer una visitilla a alguien de la zona. Pero nada, no hay noticias. Así que envío algún mail a los contactos que me envía Paula de Catavinum y me voy pitando a Chinatown a por unas maletas. Me traje una muy grande pero necesito algo de cabina para no facturar. Después de ver lo que le pasó a la hermana de Julia con sus maletas, preferimos no fiarnos.

El caso es que voy para allá y me pego casi una hora para encontrar la tienda donde vi maletas la otra vez. Sin querer, me pego un paseito por LIttle Italy que, al final, no es tan pequeño como pensaba. Hay tiendecitas con ropa mona y no muy cara. De vuelta a Chinatown entro a una pastelería que yo creo que es más japonesa que china y cojo un pastel de melón para quitarme la gula esta de dulce que tengo. La china me señala un cartel que pone pastel de judias, pero yo le digo que cojo el de melón. Pues al primer mordisco… aparecen las judias!!! Yo creo que me estaba intentando decir que aquél no era de melón, sino de judias, pero como no hablaba nada… En fin, que os podeis imaginar una especie de hojaldre relleno de una pasta negra de judias pintas con sabor dulce. Mira que yo lo aguanto todo, pero eso… Buag! Asi que se lo guardo a Julia para que lo pruebe y me voy a por mis maletas.

La táctica es visitar varios sitios y preguntar precios, fichar la misma maleta en diferentes sitios y apretar en uno de ellos lo máximo posible para ver cuánto pueden rebajar e ir al otro a comprarlas. Yo pregunté en uno de ellos por 2 maletas de esas de 5 ruedas y la china no me quiso bajar de 70$. Fue un poco decepcionante porque me fui de la tienda esperando que viniera detrás de mi como en China… pero nada. Ni se meneó de su banqueta. Asi que me fui a la segunda opción. Mismas maletas. Me pide 55 por las 2 y ya sin regatear. Le añado un neceser muy mono a juego que es casi como un bolso de mano y me pide 15$. “Pero si lo he visto más barato por ahí!” Y me dice que me lo deja por 10$. Al final, tengo el lote de 3 por 65$ y le digo que creo que 60 es suficiente. Entonces la china se va a por el jefe chino y me viene y me dice que 63$ como si me estuviera ofreciendo la rebaja del siglo. Pues qué quieres que te diga, no voy a ponerme a hacer el ruin de ofrecerle 61$ para cerrar en 62$. Así que le repito seriamente, que 60 es suficiente.

Al final, el chino se lo piensa… y me dice:


“Cash?”.

Por supuesto!

Trato hecho!

Y me voy a casa superhappy con mi set de trolleys de 5 ruedas con el presupuesto marcado.

Objetivo conseguido!!

FUERZA BRUTA





MIÉRCOLES PM

Después de la cita con el importador más atento hasta el momento, me voy a Union Square. Hoy vamos a intentar entrar a Fuerza Bruta. Nos han dicho que vale la pena entrar y que será duro conseguir entrada porque debe ser una pasada.

Así que una hora y cuarto antes del espectáculo ya estamos en la puerta. Pero como todavía no hay nadie y hace un frio que pela, nos vamos a un Starbucks cuya cristalera nos sirve de trinchera para divisar la pared del teatro. En cuanto llegan 4, nos vamos a la fila. Justo nos encontramos con Noelia, otra becaria integrant que conocimos ayer en Stomp. Y poco después llega otro becario integrant. Curiosamente no sólo se dedica al tema del vino sino que trabaja en la empresa con quien tengo una entrevista la semana que viene!!! Dios, el mundo es un pañuelo. Durante la espera, podemos comentar algo de cómo está el mercado. Tenemos que quedar un dia para que me cuente más profundamente.

Al final, tras una hora de espera, conseguimos entradas a 20$ y allí que nos metemos: ansiosos por ver de qué se trata. En la entrada pone que no hay sitios, o sea que es de pie. Pero solo dura una hora. Y pone que te pueden cambiar de sitio y que debes colaborar con el espectáculo. (¡¿?!)

Entramos a una sala tipo discoteca, rodeada por cortinas negras. Todos estamos de pie ansiosos de ver qué ocurre. De repente, aparece una pasarela donde hay una cinta por la que un tio anda… y luego corre y corre y corre... Hay luces, aire, música techno….

Y a partir de ahí es realmente difícil contar lo que sucede. Todo es movimiento por encima de la cabeza, escenarios que entran y salen del círculo donde estamos, por lo que el staff nos indica que nos movamos a la derecha, a la izquierda, que abramos pasillo, los actores aparecen, desaparecen, no hay una historia, ni una continuidad, ni lógica alguna… pero todo es muy sugerente.

Parece un sueño surrealista: los actores corren por las paredes a 2 metros de tu cabeza, se intentan alcanzar unos a otros, la música los vuelve locos, bailan animadamente… de repente una piscina sobre nuestras cabezas y chicas dentro resbalando por el agua. La piscina está a dos metros de nuestras cabezas y tras 15 minutos a 2 centimetros de nuestras cabezas. El agua es un elemento importante. Nos rocian durante el espectáculo. La gente se contagia de la alegria de los actores, bailamos, gritamos, jaleamos al dj… Aquello parece Pacha Ibiza. En medio de tanta euforia, los actores salen a saludar cuando acaba el show. Vienen al círculo, se quedan con la gente. La música suena fuerte otra vez y lo que fue chiribiri de agua, se convierte en auténtica lluvia. Muchos nos apartamos, pero otros muchos se quedan en el centro bailando como locos bajo la lluvia. Es increíble verlos bailar mojados hasta la médula, chorreando el pelo y la ropa. Alguna parece miss camiseta mojada. Imagino que se habrán traido ropa de recambio porque en la calle hace un frio que pela. No creo que lleguemos ni a los 0 grados. El ambiente invita a hacer una locura pero implicaría, al menos, una semana de cama con gripe seguro.

De todas formas, aunque no nos metemos el mogollón de la lluvia, el show ha sido increíble. La mejor performance que he visto en mi vida. Estoy empezando a pensar que los shows Off-Broadway, lejos de las luces y el glamour de esa famosa calle, tienen mucho más que ofrecer sin tanta canción ni tanta escenografía, ni tanta publicidad.